Biblioteca: un espacio de socialización
Escribí esta reflexión como parte del cierre de una materia en la especialidad en la que me encuentro, comparto algunas ideas sobre la biblioteca como un espacio donde la interacción y socialización del texto es necesaria para la formación de lectores y la lectura como práctica.
Espero que este texto los lleve a preguntarse sobre su propia experiencia y compartan sus ideas.
Biblioteca: un espacio de socialización
A lo largo de mi vida, la
biblioteca ha sido uno de los espacios más místicos y asombrosos con el cual he
tenido la oportunidad de saciar mi curiosidad y gusto por los libros y la
lectura; recorrer cada uno de los pasillos, tomar un libro, hojearlo, olerlo
parsimoniosamente es una experiencia que me ha posibilitado sentir y, también,
mover mi cuerpo, mi pensamiento y encontrar en este lugar una forma de ser
parte de algo.
Mis
experiencias en la biblioteca han sido favorables porque el acercamiento y
acceso al texto me ayudaron a conocer y significar la lectura como una
práctica, sin embargo, en algunas ocasiones las instituciones educativas en las
cuales me desarrollé como docente o estudiante tienen ciertas normas que no dan
acceso al texto; lo cual es contradictorio dado que, la biblioteca es el lugar
donde cualquiera debería tener paso a conocer otras culturas, otras formas de
pensar, actuar, sentir y hacer.
Nunca
he comprendido por qué algunas bibliotecas son espacios privilegiados para
ciertas personas o grupos, es decir, si pensamos que el lector puede adquirir
conocimientos dentro de la biblioteca donde la cantidad de información es muy
amplia y con la cual él puede desarrollar ciertas habilidades para
potencializar sus capacidades ¿por qué se limitan dichos espacios?, ¿acaso la
biblioteca no podría funcionar como puente entre el lector y el texto?
Esto
es, interactuar con otros textos a partir de las relaciones que con este se den
dentro de la biblioteca, guiados no solo por un interés en común, sino por
descubrir un placer en la lectura y, a la vez, en formar lectores donde los
contenidos ayuden a desarrollar su imaginación, creatividad, reflexión, crítica
y curiosidad.
El
continuar limitando el acceso a la biblioteca seguirá derivando en la falta de
interés, apropiación del texto y la información que en esta se aprende, las
instituciones deben proveer al lector opciones para usar todo a su alcance;
desde infraestructura, materiales, hasta profesionales especializados y con
gusto por la lectura. Desafortunadamente la visión que aún se tiene del texto
y, por ende, de la biblioteca es utilitaria, sin sentido; dicho en otras
palabras, ambos son medios con la finalidad de llenar al lector de información,
homogeneizando la lectura y legitimando textos para determinar a los lectores como
“buenos o malos lectores”.
En
este sentido, relaciono mi última experiencia como estudiante de un posgrado
con las bibliotecas en la Universidad Autónoma de Chiapas de una manera
frustrante, desmotivadora e incluso molesta porque las normas establecidas para
interactuar con el texto son muy debatibles; por ejemplo, cada alumno debe
solicitar préstamos de materiales a la facultad a la que pertenece, si el texto
está en otra facultad y lo requiere, no podrá solicitarlo. Además, hay pocos
materiales relacionados con las especialidades de cada facultad lo que hace
complejo el acercamiento al texto y al aprendizaje.
Estudiantes,
docentes y bibliotecarios deberíamos exigir mejoras en varios aspectos
relacionados a estos espacios y al acceso de los textos, me refiero a modificar
las reglas respecto al préstamo de material, disponibilidad del mismo, mayor
adquisición de obras; así como una colaboración más cercana y directa con los
bibliotecarios para propiciar no solo más lectores sino la lectura de textos
como ensayos, artículos de divulgación, revistas o distintos materiales de
variadas temáticas relacionadas con los intereses y necesidades de los
lectores.
Al
mismo tiempo, la biblioteca como espacio, debe dar paso a las nuevas maneras en
las cuales los lectores están leyendo, el soporte impreso ya no es el único elemento
utilizado por ellos, ahora con la tecnología surgen distintas formas de
comunicarse igual de válidas otorgando a los lectores oportunidades de
construir nuevas identidades y criterios para socializar con otros a
través del texto.
En
mi caso, prefiero el soporte impreso por encima de otros ya que me ayuda a
concentrarme más y me facilita una relación más cercana y comprensible de mi
lectura, de mí misma y mi contexto. Siendo más específica, leer en un espacio
como la biblioteca siempre tendrá relevancia puesto que mis sentidos estarán asociados
a las interpretaciones que como lectora e investigadora realizo dentro un
universo que me ofrece tantos paisajes como momentos donde resignifico e interactúo
con el texto.
No
hay que olvidar un aspecto importante, la socialización del texto es fundamental
para el lector, sin ello, difícilmente podemos hablar del acceso, uso y
disponibilidad de la información en la biblioteca, asimismo, esta socialización
puede apoyar al lector a integrarse a una cultura escrita donde el diálogo sea
el elemento crucial para la interacción del texto con el lector.
Ante
estos panoramas, es preciso que las bibliotecas y todas las figuras
involucradas en esta, generen no solo lectores sino espacios fascinantes en los
cuales la experiencia de la lectura no solo sea corporal, también
significativa, posibilitando momentos donde el aprendizaje, la información, el
goce, la comunicación y expresión provoque cuestionamientos, reflexiones y
transformaciones en los lectores.
Daniela Aponte.
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